Redescubriendo mi identidad como docente a través de un salón vivo y palpitante de español: sumergiendo a los estudiantes en una aventura con el idioma.
- abigaillsanchezzz
- Oct 17
- 4 min read
Por Abi Sánchez
Como docentes, ¿alguna vez has leído un prompt o sugerencia de actividad y has pensado: “Wow, esto es aburridísimo, si hago esto en clase, mis estudiantes se van a quedar dormidos, y ni siquiera podría culparlos”? Esto era el dilema con el que me encontraba constantemente durante mis primeras lecciones como docente de High School. Mi mentora me había entregado las worksheets que normalmente usaba con sus estudiantes para esa unidad. Ahí fue donde comenzó mi batalla interna: no quería contradecirla, pero también quería mantenerme fiel a mí misma y reflejar eso en las lecciones, actividades y proyectos. Así que me llevé esas worksheets a mi casa y las observé por un largo rato, hasta que decidí buscar maneras de tomar esos mismos conceptos y aplicarlos de una forma más interactiva y comunicativa. Recuerdo claramente que regresé la semana siguiente con una lista de ideas y planes para compartir con mi mentora, a quien estoy muy agradecida por haber confiado en mí y darme la luz verde.
¿Qué influye en la manera en que preparas tus lecciones y actividades dentro de tu salón?

Desde mi perspectiva, el salón de español debe estar guiado por un enfoque en el estudiante, así como lo ilustra el marco de Learning by Design, que permite que los estudiantes conecten sus experiencias y conocimientos previos, luego conceptualicen los conceptos y sus estructuras, los analicen críticamente y finalmente los apliquen en contextos reales y creativos. Podemos hacer que los estudiantes practiquen la escritura en español todo lo que queramos, pero si no les pedimos hacer algo significativo con esas estructuras gramaticales, no lograrán encontrar un verdadero sentido en ellas.
Esto me lleva a otro punto clave en mi enfoque pedagógico: el aprendizaje debe ser activo y práctico (un enfoque constructivista). De esta manera, los estudiantes pueden producir y expresar con el input que reciben.
También considero que el salón debe ser un entorno dinámico y atractivo, en el cual ofrezcemos una variedad de enfoques para hacer nuestra enseñanza más completa.Yo lo haría combinando la gamificación de las prácticas, ya sea con pequeñas actividades breves una vez por semana o de vez en cuando. Nuestra enseñanza debe ser personalizada, aunque esto tome más tiempo, ya que nuestros estudiantes deben sentirse cómodos compartiendo sus intereses y necesidades. Para mí, enseñar es como hacer pavlovas: requiere tiempo, preparación y paciencia. Cuanto más nos acostumbramos a integrar todos estos enfoques (hacer este postre), más fácil se vuelve hacerlo. Sin embargo, así como podemos jugar con los sabores de una pavlova, también podemos continuar aprendiendo cómo hacer de nuestro salón una experiencia más inmersiva y completa para nuestros estudiantes.
¿Qué rol juega la retroalimentación dentro de tu salón y cómo lo utilizas?
Todavía recuerdo la primera clase que enseñé y que fue observada. Mi mentora estaba en una esquina observándome, mi coordinadora de sitio en otra esquina con su iPad grabándome, yo tenía mi propio iPad grabando la lección, y un grupo completo de 28 estudiantes (ni uno solo faltó ese día). A pesar de todas las miradas, lo que más me aterraba era la conferencia posterior para discutir la lección. Así como yo me sentía intimidada por la idea de recibir retroalimentación, también nuestros estudiantes sienten lo mismo, especialmente cuando se les pide hablar o escribir en un idioma que no es el suyo.
¿Cómo te sientes respecto a la retroalimentación?
Me asusta y me causa ansiedad.
Es algo que espero con ganas. (me gusta)
Me gusta recibir comentarios explícitos.
Prefiero retroalimentación más general (implícita).
Al dar retroalimentación, suelo empezar con comentarios implícitos para guiarlos hacia la respuesta correcta. Me gusta dejar que compartan sus ideas antes de
intervenir y corregirlos, para evitar desanimarlos. Es importante recordar que la retroalimentación no debe ser estática; debe evolucionar para adaptarse mejor a las necesidades de nuestros estudiantes. Por ejemplo, si noto que un estudiante comete el mismo error una y otra vez en sus tareas, me tomo el tiempo para escribirle una explicación más detallada o hablar con él individualmente. Al final del día, queremos que nuestra retroalimentación corrija errores, pero también anime a los estudiantes a seguir participando.
¿Cómo fomentas un ambiente positivo en tu salón?

¿Alguna vez te ha pasado que no sientes como tú mismo? Los estudiantes, al igual que nosotros, son humanos; todos atravesamos situaciones fuera de la escuela y lidiamos con muchos factores externos (amistades, familia, trabajo, etc.).
Algo que hago para fomentar este ambiente acogedor es dedicar dos minutos a un “check-in emocional”.
Muestro una imagen (como la figura 6) y pregunto: ¿quién se siente como el número 1? Levantan la mano, y escojo a algunos para que compartan el porqué. Tomarse ese tiempo para preguntarles cómo están marca una gran diferencia. Además, repasar las expectativas es algo que yo hago constantemente. Así como nosotros olvidamos cosas, ellos también, y un recordatorio nunca está de más.
¿Qué impulsa tu enseñanza dentro de tu salón?

Una de las cosas más importantes que quería cultivar en mi salón es la semilla de la curiosidad y la comprensión. El español se habla en más de 20 países, ¡y varía muchísimo! Una actividad que recuerdo haber hecho con mis estudiantes consistía en explorar la jerga usada en distintos países hispanohablantes. Varios estudiantes notaron que estaban aprendiendo nuevas palabras para “popote”, “novio/novia”, frutas y verduras, distintas de las que les habían enseñado en Español 1. Les dije que no existe una sola forma correcta de hablar el idioma, y que no dejaran que nadie les dijera lo contrario. Así como su propia jerga forma parte de su identidad, lo mismo ocurre con la jerga del español. Durante el semestre, explorábamos las costumbres y tradiciones de distintos países hispanohablantes. Antes de profundizar en esas tradiciones, hacíamos una autoevaluación o reflexión personal para ver si alguien tenía una tradición similar en su cultura; así podíamos abordar el tema con una mente más abierta.
Las dos cosas que espero que mis estudiantes aprendan son:
Que vean el español como una herramienta para conectarse con los demás o con su propia identidad.
A tener competencia cultural, ya que es una habilidad para la vida que va más allá del salón.

¡Gracias por leer mi blog! Déjame saber lo que piensas en los comentarios. Me encanta aprender qué es lo que otros maestros hacen en su salón para crear un ambiente inmersivo para los estudiantes. Recuerda nunca dejamos de seguir aprendiendo :).



Hola, Abi! A mí me gusta mucho cómo añades tu historia personal para describir tu filosofía de enseñanza aquí. Por ejemplo, cuando hablas de la retroalimentación, tú conectas con la experiencia de los alumnos: "Así como yo me sentía intimidada por la idea de recibir retroalimentación, también nuestros estudiantes sienten lo mismo, especialmente cuando se les pide hablar o escribir en un idioma que no es el suyo."
Me gusta la empatía con la que escribes, que es muy importante cuando enseñamos.
Además, a mí me gustan los GIF e imágenes que has usado. Son muy divertidos y por eso atraen la atención. En resumen, es un blog bien escrito que es muy interesante de leer.